Casados a primera vista, una propuesta atrevida con poca chispa

Casados a primera vista es un formato que llama la atención, eso es innegable –ayer rozaba los tres millones de espectadores en su estreno-. Hay reconocer la valentía de las personas que se ofrecen a pasar por este experimento televisivo en el que deben casarse con un desconocido, confiando en una serie de tests realizados previamente. La propuesta es atrevida, pero el montaje hace que tenga menos chispa de la esperada.

Cierto es que los perfiles de los candidatos y de las candidatas a casarse se alejan, a priori, de programas como «Mujeres y Hombres y Viceversa» en Telecinco o «¿Quién quiere casarse con mi hijo?» en Cuatro. Teniendo muy presente que esto es un espacio de televisión, con todo lo que implica eso, el fin de sus participantes parece que es casarse y no conseguir una fama efímera como en otros docu-realities o dating shows.

Otro punto es que para bien o para mal, la cadena que emite el programa es Antena 3 que desde hace tiempo se ha posicionado como la alternativa «seria» para un público generalista en contraposición con Telecinco en la que parece que «todo vale». Eso hace que los despropósitos que se pueden ver en la cadena de Mediaset España en la de Atresmedia TV no tengan cabida y por supuesto, los divertidos efectos de sonido de ¿Quién quiere casarse con mi hijo?» de Cuatro, tampoco.

Aquí nos presentan a un grupo de profesionales serios que explican a la audiencia con detalle cómo se lleva a cabo todo el proceso de selección. Al ver a gente con apariencia normal, el espectador más naíf supone que el método por el que se encuentran parejas compatibles tendrá fiabilidad y que todo lo que pase en el programa será cercano a la realidad. ¿Para qué engañarnos? Seguramente no sea así… La semana que viene promete regresar con conflictos, discusiones y mucho más.

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